¿Cómo empezó el proyecto Kabaraay?
Dakar, como todas las capitales, es una de las zonas más pobladas de Senegal, un país que baña sus costas en el océano atlántico. El clima es tropical con dos estaciones: una seca y otra lluviosa.
Dakar es también el destino de muchas personas que tienen que dejar su pueblo para buscar un trabajo que le permita mejorar sus condiciones de vida. Para algunos la realidad y las dificultades de la ciudad son propicios para hacer fortuna; para otros, sólo sirven para alejar los sueños y reducirles al estado de supervivencia. Así es como la capital de Senegal va creciendo poco a poco, con unos departamentos donde, hasta el día de hoy, se respira la opulencia mientras que otros, como Guediaway, son cada vez más, marcados por la pobreza.
En 1970 Guediawaye se convierte en uno de los barrios donde las poblaciones sin recursos pueden encontrar un lugar donde vivir acorde a sus escasos medios económicos. La aglomeración conoce entonces un crecimiento muy rápido, convirtiéndolo en uno de los Departamento más grandes de Dakar. En 1996 Guediaway es subdividido en 5 Comunas entre las cuales se encuentra Sam-Notaire.
Con la población también aumenta el hacinamiento y la pobreza en Guediawaye alcanzando unos niveles inaceptables. Sam-Notaire no escapa a esta triste realidad. El aspecto más asolado por esta situación es el aspecto escolar: la demanda supera de lejos las capacidades de acogida de las escuelas públicas. Para intentar solucionar este problema alarmante, se elige Sam-Notaire como distrito piloto para experimentar las clases a doble sesión, asistiendo grupos de alumnos por la mañana y otros por la tarde.
Los recursos son cada vez más escasos y hay cada vez más padres que se ven en el dilema de elegir entre la educación y la salud de sus hijos e incluso a veces de sacrificar la educación de sus hijos para poder darles de comer.
En Sam-Notaire hay muchos niños, y, más aún, niñas, que, por falta de medios económicos, no pueden acudir a la escuela. En su afán de luchar por el derecho a la educación también para los niños de familias pobres, la ASOCIACIÓN ASSIEME, una organización social sin ánimo de lucro con sede en Calenzano (Italia), empieza en Senegal el programa «apadrinamiento escolar a distancia». Construye la escuela infantil MATERNELLE ANTONIO CAROVANI ASSIEME, que es reconocida como centro escolar por el Ministerio de la educación nacional y por la inspección departamental de Guediaway, para asegurar que estos niños tengan también acceso a una educación, para ellos, gratuita.
La ASOCIACIÓN ASSIEME además decide habilitar la enfermería PATRIZIA CONSOLI MAIANI en la misma escuela MATERNELLE ANTONIO CAROVANI ASSIEME para poder también ofrecer unos servicios médicos de calidad a estos niños y sus familias. Así nace el programa EDUCACIÓN ASISTENCIA SANITARIA, que se empieza a llevar a cabo en el 2007.
Viendo que la situación precaria en la que se encuentran los niños empeora en Sam-Notaire, con la ayuda de su hermano menor, Francesco, y de su esposo Alioun, Marie Christine Diatta (Macris), una artista senegalesa, decide involucrarse más en el proyecto «EDUCACIÓN ASISTENCIA SANITARIA» añadiendo, además de la educación y de la asistencia sanitaria de los niños, un nuevo objetivo: el de la nutrición.
Siendo cantante, Macris organiza conciertos para recaudar fondos, apelando a todos sus compañeros artistas a cantar y actuar para el bienestar de los niños, para que éstos puedan tener una formación que les permita construir un futuro mejor. Así nace el programa «Cantemos por los niños» que muy pronto, se convierte en el proyecto KABARAAY.
Desafortunadamente, después de tantos años trabajando en Senegal, la ASOCIACIÓN ASSIEME se ve en la obligación de retirarse del país dejando a la mayoría de los niños apadrinados sin el apoyo económico necesario para poder seguir con su formación y su crecimiento personal. En busca de una solución, Macris busca consejo en su hermana Magui, que reside en España, y juntas consiguen sacar adelante el proyecto.
Conscientes de que la educación es fundamental para el desarrollo mismo de la persona, las dos hermanas, Magui y Macris, deciden asumir personalmente los gastos que supone seguir llevando a cabo el proyecto KABARAAY mientras buscan más padrinos para que estos niños no se queden sin la posibilidad de recibir una formación adecuada y obtener las herramientas necesarias que les permitan ser partícipes de su desarrollo personal y de su futuro, así como del desarrollo de su país.
Los fondos reunidos en el marco del proyecto KABARAAY sirven así para ayudar y apoyar a aquellos niños que se encuentran en situaciones difíciles ofreciéndoles becas y subvenciones escolares y asegurándoles a la vez, una asistencia sanitaria y nutricional; siempre en la búsqueda de un desarrollo integral de las futuras generaciones y por tanto del país.